¿Qué es un probiótico?

Microorganismos vivos que ejercen un efecto beneficioso sobre la salud

Según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los probióticos son “microorganismos vivos que, administrados en cantidades adecuadas, ejercen un efecto beneficioso sobre la salud del consumidor”[1].

Durante las últimas dos décadas, las bacterias probióticas se han vuelto cada vez más populares como resultado de la evidencia científica sobre sus efectos beneficiosos sobre la salud humana [2].

Beneficios

¿Qué beneficios aportan los probióticos?

Los probióticos se conocen como “bacterias amigables para la salud” por sus propiedades beneficiosas, como la prevención de enfermedades intestinales, mejora del sistema inmunológico, de la intolerancia a la lactosa y del equilibrio microbiano intestinal. Pueden ayudar a disminuir los niveles de colesterol e hipertensión, aliviar los trastornos posmenopáusicos y reducir la diarrea del viajero [3]. Estudios recientes también se han centrado en su empleo en enfermedades de la piel y la boca [3]. En los últimos años se ha puesto de relieve la importancia de la relación bidireccional de la microbiota del tracto digestivo y el sistema nervioso central (SNC), a través del denominado eje intestino-cerebro [4]. Diferentes cepas de probióticos pueden producir diferentes efectos y, por lo tanto, el tipo de bacteria a suplementar debe elegirse adecuadamente para obtener el efecto deseado [5].

¿Qué es la microbiota y su relación con nuestra salud?

Se denomina microbiota al conjunto de millones de microorganismos que conviven de manera equilibrada en nuestro organismo, principalmente en el tracto digestivo.

Entre las bacterias presentes en la microbiota puede haber algunas especies que podrían ser potencialmente dañinas, dependiendo de su cantidad y proporción. La microbiota colabora en varias funciones, principalmente en el metabolismo y la inmunidad [6]. En condiciones normales, en las personas sanas, existe una regulación cruzada entre la microbiota del intestino y nuestro organismo, lo que crea un equilibrio para que el tracto gastrointestinal permanezca sano y libre del crecimiento excesivo de bacterias potencialmente patógenas.

Cuando el equilibrio se rompe, aparece la llamada disbiosis [5]. La disbiosis puede originar la alteración de la relación bidireccional del eje intestino-cerebro, causando alteraciones en el comportamiento (estado de ánimo) y el nivel cognitivo (aprendizaje y memoria) [7].

¿Cómo funciona el eje intestino-cerebro?

El eje intestino-cerebro supone una comunicación bidireccional compleja entre la microbiota de nuestro intestino con el SNC, que implica vías neurales, endocrinas, inmunes y otras. Los mecanismos de comunicación propuestos incluyen:

01
Subproductos microbianos que incluyen ácidos grasos de cadena corta, lipopolisacáridos y peptidoglucanos, entre otros.
02
Neuropéptidos y neurotransmisores.
03
Citocinas y activación de células inmunes.
04
Redes neuronales que incluyen el sistema nervioso entérico (SNE) que es el que controla el funcionamiento del aparato digestivo y que entre otras funciones, tiene la de advertir del hambre o de la saciedad, y la activación del nervio vago.
05
Modulación del eje Hipotálamo-Pituitaria -Adrenal (HPA) [8].

Esta comunicación bidireccional permite que el cerebro influya en las actividades intestinales y que el intestino influya en el estado de ánimo, la cognición (que engloba diferentes procesos cognitivos como el aprendizaje, la atención, la memoria, el lenguaje, el razonamiento, la toma de decisiones, etc.) y la salud mental [9]. Estos avances han abierto una nueva solución terapéutica para el estrés, la ansiedad y la depresión, mediante la utilización de probióticos/psicobióticos [3].

Estrés

¿Cómo afecta el estrés sobre la microbiota?

Incluso la exposición a corto plazo al estrés puede alterar el equilibrio de la flora intestinal [10]. La alteración experimental de la microbiota intestinal, ha mostrado que influye en la capacidad de respuesta al estrés, el comportamiento similar a la ansiedad y la activación del eje HPA. Los resultados de estudios en animales o de análisis correlativos en poblaciones de pacientes, apoyan la idea de que la microbiota intestinal influye en los comportamientos relacionados con el estrés, incluida la ansiedad, y la depresión [10]. Todas estas alteraciones llevan a una disfunción de las células microgliales que provocan un efecto neuroinflamatorio en el cerebro y queda afectada la función cognitiva. Esto ha llevado a desarrollar el concepto de psicobióticos, para impactar positivamente sobre los resultados de salud mental [10].

¿Qué es un psicobiótico?

El término psicobiótico se introdujo para describir a un tipo de probióticos, que en cantidades adecuadas, ejercen un efecto beneficioso en la salud mental, mediante la interacción del intestino con el sistema nervioso.

Los psicobióticos se han considerado elementos clave en los trastornos afectivos y del sistema inmune, además de su efecto que abarca la regulación neuroinmune y los ejes de control como el eje HPA, el eje simpático-suprarrenal-medular (SAM) y el inflamatorio reflejo, en enfermedades del sistema nervioso [7]. En un estudio clínico llevado a cabo en 56 adultos estresados que tomaron durante 12 semanas Lactobacillus

Entre los probióticos/psicobióticos se encuentra el Lactobacillus plantarum DR7, con el que se ha realizado un estudio clínico llevado a cabo en 56 adultos con estrés, publicado en Benef Microbes en el año 2019 [11].

Referencias
  1. Organization F and A, Nations of the U, World Health Organization. Health and nutritional properties of probiotics in food including powder milk with live lactic acid bacteria. Vol. 5, Prevention. 2001.
  2. Kechagia M, Basoulis D, Konstantopoulou S, Dimitriadi D, Gyftopoulou K, Skarmoutsou N, et al. Health Benefits of Probiotics: A Review. Hindaw. 2013;2013:1–7.
  3. Shi LH, Balakrishnan K, Thiagarajah K, Mohd Ismail NI, Yin OS. Beneficial properties of probiotics. Trop Life Sci Res. 2016;27(2):73–90.
  4. Carabotti M, Scirocco A, Maselli MA, Severi C. The gut-brain axis: Interactions between enteric microbiota, central and enteric nervous systems. Ann Gastroenterol. 2015;28(2):203–9.
  5. Degruttola AK, Low D, Mizoguchi A, Mizoguchi E. Current understanding of dysbiosis in disease in human and animal models. Inflamm Bowel Dis. 2016;22(5):1137–50.
  6. Gómez Eguílaz M, Ramón Trapero JL, Pérez Martínez L, Blanco JR. El eje microbiota-intestino-cerebro y sus grandes proyecciones. Rev Neurol. 2019;68(3):111.
  7. Bermúdez-Humarán LG, Salinas E, Ortiz GG, Ramirez-Jirano LJ, Morales JA, Bitzer-Quintero OK. From probiotics to psychobiotics: Live beneficial bacteria which act on the brain-gut axis. Nutrients. 2019;11(4).
  8. Rea K, Dinan TG, Cryan JF. Gut microbiota: A perspective for psychiatrists. Neuropsychobiology. 2020;79(1):50–62.
  9. Appleton J. The gut-brain axis: Influence of microbiota on mood and mental health. Integr Med. 2018;17(4):28–32.
  10. Foster JA, Rinaman L, Cryan JF. Stress & the gut-brain axis: Regulation by the microbiome. Neurobiol Stress. 2017;7:124–36.
  11. Chong HX, Yusoff NAA, Hor YY, Lew LC, Jaafar MH, Choi SB, et al. Lactobacillus plantarum DR7 alleviates stress and anxiety in adults: A randomised, double-blind, placebo-controlled study. Benef Microbes. 2019;10(4):355–73.